En la provincia de Córdoba hay dos reactores nucleares. Uno está en plena ciudad: en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba. Se llama RA-0 y es un reactor de potencia cero. Es decir, no sirve para generar energía, dadas sus modestas dimensiones. ¿Y para qué sirve, entonces? Por un lado para experimentar, y por el otro como reactor-escuela, para capacitar operarios que trabajan con instalaciones de energía nuclear. Por ejemplo, en el otro reactor de la provincia: el de la central nuclear de Embalse, ubicada en la orilla sur del lago de Río Tercero. Ese central, a diferencia del pequeño RA-0, sí genera energía. Aproximadamente 680 MW. ¿Es mucho eso? Sí, es mucho. 28 veces más potencia que la Central Hidráulica San Roque. Aunque 5 veces menos que la potencia generada en la represa de Yacyretá, la mayor del País, sobre el Paraná. O aún la mitad de lo generado por El Chocón, sobre el patagónico río Limay.

En el interior del reactor nuclear de Embalse, el uranio se divide -se fisiona- en una reacción en cadena. Al fisionarse, se va transformando en otros elementos químicos diferentes, más livianos que el uranio. Y al hacerlo, va liberando energía en forma de radiación. Esa energía liberada es “atrapada” por agua pesada, una variedad del líquido elemento que en vez de tener dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, tiene dos átomos de deuterio y uno de oxígeno. ¿Y qué es el deuterio? Una variedad de hidrógeno “pesado”, que en su núcleo tiene, además de un protón, como cualquier hidrógeno que se precie, también un neutrón.

La radiación calienta el agua pesada. El agua pesada calienta a su vez agua común o liviana en una caldera y la hace evaporarse. El vapor mueve una turbina acoplada a un generador, y así se genera energía eléctrica. Resumiendo: el generador eléctrico es movido por una turbina de vapor de agua, a diferencia de lo que ocurre en centrales hidroeléctricas, como cualquiera de las tres mencionadas más arriba, en las cuales es agua a presión quien mueve una turbina hidráulica.

Surge entonces la pregunta: ¿Por qué la central de Embalse se halla a orilla de un gran lago? Siempre, siempre las centrales nucleares se hallan al lado de grandes cuerpos de agua. En Atucha I y II, se trata del Paraná. Porque, en definitiva, los reactores son un particular y muy tecnológico tipo de horno nuclear, que genera calor para una caldera. Y como toda caldera, requiere refrigeración. El agua del lago se utiliza para enfriar el vapor una vez que sale de la turbina, condensarlo y volverlo a utilizar. El agua del lago no tiene ningún contacto con el agua contenida en la caldera, y menos aún con el agua pesada, van por circuitos separados. El agua vuelve al lago a través de un largo canal de restitución, que desemboca justo en frente de la localidad de Villa Quillinzo.

Finalmente…¿Sólo se utiliza para generar energía? No. También genera radio-isótopos, es decir compuestos radiactivos que se usan en medicina nuclear, como el cobalto-60, por ejemplo.

Hubo una época en que el mineral de uranio era extraído de Los Gigantes. Se lo procesaba en Alta Córdoba para fabricar las pastillas de combustible para los reactores. Y luego se distribuía a los diferentes reactores activos. La mina y planta de concentración de los Gigantes no funciona desde hace años, y nunca fue remediada. Un pasivo importante en plena zona turística de la provincia. Alguna vez, habrá que encarar su remediación definitiva.