Más de 40 días en altamar, sin destino cierto para el crucero que la alberga y con la única certeza de que en el afuera que corta el horizonte una pandemia está segando miles de vidas.

En medio de la crisis, Ivanna Speranza decidió concentrarse en su esencia: la música. El paso inicial, también, para la vuelta al mundo que esperaba dar sobre la embarcación.

Por eso, en cada una de las noches en que, junto a la orquesta contratada, se presentó para actuar en el lujoso salón de a bordo especialmente acondicionado para tal fin, asumió que aquellas no serían actuaciones ordinarias. Para ella la música fue una certeza de vida. También para los miles de pasajeros.

"La música tuvo un rol muy importante para dar paz, para dar esperanza, para momentos de alegría o recreación para la gente que estaba sufriendo en el barco", evoca en diálogo con Canal 10.

Ya desde su casa ubicada en Pinerolo, a pocos kilómetros de Turín, al norte de Italia, la soprano mira lo sucedido con la convicción del aprendizaje. La misma que la llevó a buscar mejores perspectivas para su carrera en tierras europeas hace ya más de 20 años.

Mientras observa el paulatino descenso en la tasa de contagios aguarda lo que millones: la reanudación de las actividades que antes conformaban una vida normal.

En su agenda espera una postergada visita a la ciudad de Córdoba, a su querido teatro San Martín, donde comenzó a desplegar su talento. La esperan, también, familias y amigos.

Traerá, promete, las canciones de una obra que está terminando de ajustar.

Hasta entonces, comparte su mirada en esta nota brindada a Crónica del Mediodía.