Un estudio reciente y las estadísticas que refleja la actividad de los comercios de la cercanía son coincidentes: la vida durante el aislamiento modificó diversos hábitos de consumo y compra, como es el caso de los alimentos.

VER: En cuarentena se consume más azúcar, huevos, harina y levadura

Es que, la cocción en casa, la mayor cantidad de horas en el hogar y la sustitución de algunos productos y comestibles por los realizados en la cocina propia, han demostrado que, por ejemplo, creció notablemente el acceso a: harinas, levadura, aceite, huevo, azúcar, entre otros.

Muchos de esos productos son los típicos utilizados para elaborar comidas muy tradicionales en nuestros hogares: pan, pizza, galletas, tortas, etc.

Pero, la gran pregunta, frente a las recomendaciones ya conocidas sobre ciertas consecuencias que pueden traer el incremento en el consumo de estos ingredientes, es: ¿Qué consideraciones hay que realizar cuando se producen este tipo de incrementos en el consumo de harinas?

“En esta época de cuarentena y de aislamiento social nosotros hemos visto que la gente tiende más a cocinar y a realizar estas preparaciones caseras. Muchas de la mano de la panificación”, reconoce la investigadora del Conicet y docente de la Escuela de Nutrición de la UNC, María Defagó, quien encabeza el reciente estudio “HÁBITOS ALIMENTARIOS DURANTE LA CUARENTENA POR CORONAVIRUS (COVID-19) EN ARGENTINA”.

Respecto de esta situación, la especialista afirma que “era esperable (este incremento en el consumo) porque la harina de trigo es parte de nuestro patrón de consumo, como parte de muchos alimentos”, en referencia al hábito cultural que tenemos los argentinos de producir a partir de esos ingredientes alimentos y panificados (por ejemplo, fideos y pan) en cada casa.

“No está mal que estos alimentos se consuman, pero sí es importante que se consuman en el marco de una dieta equilibrada”, advirtió.

En ese sentido, Defagó recomendó que mientras se incremente el consumo de alimentos a base de harinas como los panificados no debe sustituir o implicar el abandono de las demás comidas saludables.

Entre esos alimentos saludables, destacó las frutas y verduras, que desfavorablemente “vemos que ha bajado”, dijo. Recomendó para revertir esta tendencia, incluir las frutas frescas o secas en la cocción de panificados. Por ejemplo, cuando se producen tortas. Y que el consumo sea en cantidad moderada o de manera esporádica.

Una dieta equilibrada debería combinar también, indicó, el consumo de frutas y verduras todos los días, “carnes magras” preferentemente “pescados”. Con respecto de los métodos de cocción, recomendó evitar las frituras y aquellas que significan agregados de aceite para cocinar.