No hay forma de conseguir un gramo de repelente formulado, aunque el gobierno diga que el problema se solucionará a corto plazo. Florecen las recetas caseras pero con grandes dudas porque nosotros mismos seremos los conejillos de indias.

Cuando finalmente se consigue, inmediatamente necesitamos saber cómo usar eficazmente el preciado líquido, crema o loción, lo que hubiéramos encontrado.
No falta quién, acostumbrado a utilizar cremas, se ve obligado a usar spray y así, la lista de dudas y preocupaciones, es interminable.

Por suerte, está la Universidad Nacional de Córdoba y sus docentes e investigadores prestos a responder las dudas.

A través de su Centro de Información de Medicamentos, la Facultad de Ciencias Químicas puso recientemente a disposición del público un informe con muchas de las respuestas que buscamos sobre el tema. El reporte se preparó en base a la información utilizada para resolver una consulta específica sobre repelentes para mosquitos y recomendaciones de uso basadas en su efectividad. 
Justo lo que estábamos buscando.

De principios activos y nombres raros

Lo primero que advierte el informe es que los productos varían enormemente en efectividad y eso depende de dos cuestiones básicas: el principio activo (el componente que efectivamente aleja a los mosquitos) y las concentraciones con que se formuló cada presentación comercial.
A mayor concentración, más largo puede hacerse el intervalo de uso, pero es cierto también que es más fácil que se generen reacciones de intolerancia al fármaco.

En Argentina ANMAT ha registrado productos con los siguientes principios activos: DEET (dietil toluamida, el más común de los ingredientes), IR3535, icaridina y menthanediol o PMD6.
El listado completo de productos registrados con su nombre comercial, se puede consultar
en el sito web de ANMAT.

Aunque según el reporte, la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, recomienda como primera opción productos con 50% de DEET, debe hacerse notar que las marcas que se comercializan en Argentina suelen tener concentraciones mucho más  bajas (7,5% en los productos de marcas reconocidas). Por eso es muy importante mirar la etiqueta si se tuvo la fortuna de encontrar productos para comprar y, lo que es menos frecuente hoy, productos de diversas presentaciones para comparar.

Hay que leer la letra chiquita: así aparece en las presentaciones comerciales, casi siempre en inglés, el DEET
Hay que leer la letra chiquita: así aparece en las presentaciones comerciales, casi siempre en inglés, el DEET


Si se quiere tener una noción de cómo son los intervalos de uso recomendados, el propio CIME, en un reporte anterior suministra la siguiente tabla:

Repelentes: todo lo que querías saber pero no encontrabas dónde preguntar

El informe advierte que hay que tener en cuenta que la eficacia del producto y la duración de la protección también se ven notablemente afectadas por cuestiones que siguen el sentido común:  la temperatura ambiente, el nivel de actividad de la persona que lo usa, la cantidad de transpiración, la exposición al agua, el roce durante las actividades, entre otros factores.

Recomendaciones de uso

Es importante hacer notar que generalmente se sugiere evitar productos que contengan concentraciones mayores a 30%. Es que luego de la administración tópica del DEET, se produce absorción sistémica por lo que luego de un período de tiempo aparecen en la sangre proporciones significativas del principio activo.

El reporte del CIME sistematiza las recomendaciones de uso del siguiente modo:

  • Revisar la etiqueta del producto para encontrar información sobre cuánta cantidad de DEET contiene el repelente. 
  • Utilizar productos cuyas concentraciones no superen el 30%. 
  • Seguir siempre las instrucciones que están en la etiqueta del producto.
  • No aplicar el repelente debajo de la ropa.
  • No aplicar el repelente en cortaduras, heridas o piel irritada.
  • No rociar productos con DEET en áreas cerradas.
  • No rociar productos con DEET directamente a la cara. 
  • Rociar las manos y después frotarlas cuidadosamente sobre la cara, evitando los ojos y la boca.

Y para un uso seguro en niños sugieren lo siguiente:

  • Proteger la cuna o cochecito del bebé con redecillas protectoras para mosquitos cuando permanezca en exteriores.
  • Cuando se usa repelente en un niño, el adulto debe aplicarlo en sus propias manos y después extenderlo sobre la piel del niño. 
  • Evitar aplicarlo en los ojos y boca del niño y hacerlo cuidadosamente alrededor de sus oídos.
  • No aplicar el repelente en las manos de los niños (los niños podrían llevarlas a su boca).
  • No permitir que los niños pequeños se apliquen ellos mismos el repelente.
  • No utilizar repelentes asociados a protectores solares en la misma formulación.

Formulaciones caseras

El CIME es cauto respecto a las alternativas de preparación doméstica o a base de extractos naturales. 
Aunque reconoce que “miles de plantas han sido estudiadas por su potencial como repelentes de insectos”, afirma que entre los productos disponibles en el mercado algunos como citronela, cedro, eucalipto, menta, hierba de limón, geranio, y soja “pueden proveer de un tiempo corto de eficacia”.