El que decía ser más lo que había leído que lo que había escrito, es al mismo tiempo, el más grande literato argentino (según Piglia en el video adjunto, después de Sarmiento ) y al  mismo tiempo mucho más citado que leído.

Piglia dice en “El último lector”: “Tenemos las fotos en que Borges intenta descifrar las letras de un libro que sostiene casi pegado a su cara; la de Joyce, un ojo tapado con un parche, leyendo con una lupa de gran aumento. Y hay una instantánea en la que el Che Guevara, trepado a una rama en plena selva boliviana., se concentra en la lectura. Tenemos a Kafka, sobre todo las cartas a Milena, en las que la lectura aparece como la forma de poner distancia con el mundo (incluso con la propia Milena).

Y Borges de sí mismo en su poema “El lector” “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”, escribió Jorge Luis Borges en su poema “El lector” y es por eso que en honor a su fecha de cumpleaños, se celebra el Día del Lector.

Pero si el lector de estas líneas, hipotético como siempre, quiere descansar de sí mismo, puede escuchar a Borges en lugar de leerlo.

Algunas obras musicalizadas: Milonga de Jacinto Chiclana (Astor Piazolla); Milonga de la calandria(Eladia Blázquez); Fundación mítica de Buenos Aires (Eugenio Inchausti); Milonga del muerto (Sebastián Piana): Buenos Aires destino (Jairo); Al que está solo (Marta Mendicute); No hay cosa como la muerte (Cuchi Leguizamón); Soy esos otros (Facundo Cabral), entre otras.

Tal diversidad habla de la del propio Borges quien desafiando el Zodíaco pertenece, increíblemente, al mismo signo. Jorge Luis nació el 24 de Agosto de 1899. Julio el 26 de agosto de 1914: Viirgo.

Pero…

De Borges bien podría decir Pérez Reverte lo mismo que escribió acerca de3l capitán Alatriste: “No era el mejor de los hombres, pero era una hombre valiente”

Y no es que Cortázar no lo fuera.

Sólo que Borges usó su valentía para escribi, r cuando muchos opositores eran castigados con ostracismo a trompadas ; "El dictador, cada 17 de octubre, trae a la Plaza de Mayo camiones abarrotados de asalariados y adictos, por lo común de tierra adentro, cuya misión es aplaudir los toscos discursos. Ese día, los almacenes recibían orden de cerrar para que los devotos no se distrajeran en ellos y arribaran sin tentaciones a la plaza. Ahí coreaban servilmente 'Perón, Perón, qué grande sos', y otras efusiones obligatorias (…) Diríase que el triste destino de Buenos Aires –conste que soy porteño– es engendrar cada cien años un tirano cobarde, del cual luego nos tienen que salvar las provincias…".

En cambio Cortázar escribió  “Nicaragua, violentamente dulce”.