El Perú ha entrado, hace ya un mes, en una espiral de violencia que es difícil pronosticar cuándo y cómo terminará. Tras el autogolpe fallido del expresidente Pedro Castillo, hoy bajo prisión preventiva, Perú, aunque más notablemente el sur del país, ha sido escenario de choques, cortes de rutas y muerte.

“Como si la muerte de peruanos en Puno no tuviera ningún valor; con total indolencia, el Congreso decide seguir con el pleno de manera normal para tratar incluso el voto de confianza a favor del Ejecutivo. Un congreso de espaldas y en contra de la dignidad de un pueblo”, expresó la exprimera ministra Mirtha Vásquez, después de que el gobierno en Lima, encabezado por el primer ministro Alberto Otárola, iniciara la ceremonia formal para que los ministros alcancen “legitimidad” ante los otros poderes del Estado.

Con esa disputa política de fondo, en el resto del Perú arreciaron las marchas y concentraciones. En 31 provincias de 12 regiones se registraron movilizaciones en respuesta a la violencia y a la represión que el lunes pasado dejó el saldo de 18 muertos. 

Familiares de las víctimas de la represión esperan los cuerpos en Juliaca. La presidencia de Boluarte lleva 33 días de gestión y 46 muertos. Foto: José Sotomayor / AP.
Familiares de las víctimas de la represión esperan los cuerpos en Juliaca. La presidencia de Boluarte lleva 33 días de gestión y 46 muertos. Foto: José Sotomayor / AP.

La región de Cusco, vecina de Puno, ha sido la más golpeada por las fuerzas de seguridad. Las provincias del sur del país exigen la renuncia de Dina Boluarte, la presidenta que puede contar más muertos que días de gestión: 46 sobre 33.

El primer ministro Otárola dejó claro que no están dispuestos a ceder: “No vamos a permitir que esta asonada llegue a Lima y debilite al Gobierno”

Por su parte, el Gobierno de Puno declaró personas no gratas a Boluarte y a Otárola. También entraron en esa lista los ministros del Interior, Víctor Rojas; Defensa, José Luis Chávez. Y también al general de la Policía Nacional de Puno, Pablo Villanueva Yana; y al general de la Brigada del Ejército en Puno, Manuel Alarcón.

En un suceso cruel, el martes las autoridades informaron de la muerte del suboficial de segunda José Luis Soncco Quispe, de 29 años. El Ministerio del Interior reportó que la patrulla formada por Soncco y otro agente fue atacada por manifestantes en Puno. La muchedumbre prendió fuego al vehículo y, según las investigaciones, uno de los suboficiales pudo escapar mientras que Soncco murió carbonizado. Este evento fue el que determinó el decreto de toque de queda en Puno por el lapso de tres días.

Con información de El País