Una efeméride que en nuestro país coincide con el cierre del mes de las infancias: el día de la obstetricia y la embarazada. 

Cada 31 de agosto, y en ocasión de ser el día de San Ramón Nonato, en nuestro país y en otros muchos del mundo se hace foco en la mujer embarazada y en la obstetricia. Y, aunque un único día al año no es suficiente para hacer hincapié en la importancia del acompañamiento en el embarazo, parto y puerperio, es importante hacer visible los derechos que asisten a la mujer y a su bebé en esos momentos que anteceden al nacimiento y también de los que, aunque se hable poco, le preceden. 

La obstetricia es una especialidad médica que se ocupa de acompañar a la mujer en su embarazo, parto y puerperio. La atención que se brinda debe comprender, por derecho, también aspectos psicológicos y sociales de ese período. Y aunque cada vez se escuchen más las voces en contra de la violencia obstétrica, todavía queda un largo camino por recorrer en esa área.

Quizás, la deuda de la que menos se habla, es la del acompañamiento posterior al nacimiento, ese acompañamiento necesario cuando la familia se ve atravesada por un cambio trascendental, inmenso y en el que a la mujer que ha parido, además le suma el puerperio.

Por puerperio entendemos el momento posterior al parto, desde la expulsión de la placenta o alumbramiento hasta que el aparato genital vuelve al estado anterior al embarazo.  Suele durar entre seis y ocho semanas, es decir, alrededor de unos 40 días, pero hay quienes lo extienden hasta la aparición de la menstruación. Los cambios físicos, la lactancia y la revolución hormonal muchas veces son minimizados y la desinformación, otras veces, oculta un tema que sigue tabú: la depresión posparto.

Y es que, hay mucho márketing alrededor de la maternidad. De hecho, basta con googlear palabras como puerperio para darnos cuenta de que la imagen termina siendo idealizada: niños de peso perfecto, madres sin señales de agotamiento, familias tipo felices, imágenes de siestas pacíficas. Todas construyen un colectivo imaginario que romantiza la situación y que deja por fuera realidades complejas en las que la inestabilidad emocional no tiene lugar. 

La depresión posparto es una depresión de moderada a intensa en una mujer después de que ha dado a luz y se puede presentar poco después del parto o hasta un año más tarde. Es multicausal, y muchas de esas causas pueden encontrarse en el entramado social: cambios laborales, faltas de tiempo y miradas empáticas, la no aceptación del cuerpo por parte de la madre o del entorno, entre otras. También es la obstetricia debería dar respuesta y acompañamiento en ese período. 

La forma de la medicina actual, un tanto express y despersonalizada, hace de la obstetricia una experiencia que finaliza después del parto. Afortunadamente, cada vez hay más especialidades que contemplan esta etapa posterior: doulas, psicólogas y psicólogos perinatales, puericultoras y más. Es importante utilizar también este día, para informar.

Para seguir dando pelea a la violencia obstétrica, en nuestro país existe la Ley N° 25.929 de Parto Humanizado. Los puntos principales incluyen:

Ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas.

A ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales.

A ser considerada, en su situación respecto del proceso de nacimiento, como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.

Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer.

A ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija y, en general, a que se le haga partícipe de las diferentes actuaciones de los profesionales.

 A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación, salvo consentimiento manifestado por escrito bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética.

A estar acompañada, por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto.

A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.

A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar.

A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña.

 A ser informada específicamente sobre los efectos adversos del tabaco, el alcohol y las drogas sobre el niño o niña y ella misma.

En un año marcado por la emergencia sanitaria, muchos de esos derechos volvieron a ser vulnerados con la excusa del Covid19. Esta fecha se presenta como una oportunidad para continuar informándonos, difundiendo la información a quienes estén transitando esta etapa y exigir que los derechos de madres y bebés sean respetados.

Para conocer más de la ley, podés hacer click acá.