Este jueves el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, acusó a un sector del Ejército y la Policía Militar de “abrir las puertas” a los bolsonaristas que el domingo asaltaron con facilidad las sedes de los tres poderes del Estado en Brasilia.

“Mucha gente de las Fuerzas Armadas conspiró aquí dentro. Estoy convencido de que la puerta del Palacio del Planalto se abrió para que entraran porque no hay ninguna puerta rota. Es decir, alguien aquí les facilitó la entrada”, Lula da Silva sobre el atentado más grave desde el regreso de democracia

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El presidente expresó que está esperando a que “el polvo se asiente” para revisar grabaciones de las cámaras de seguridad del palacio donde tiene su despacho, uno de los tres edificios afectados por la anarquía desatada por la ultraderecha.  

Los indicios de connivencia y de omisión entre la Policía Militar descubiertos muy rápidamente el mismo domingo le bastaron al Tribunal Supremo para apartar de sus puestos al gobernador del Distrito Federal y al secretario de Seguridad Pública, ambos funcionaros muy cercanos al expresidente. Por su parte, pesa sobre el jefe de Seguridad del Distrito Federal una orden de detención.

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Sobre el pedido de renuncias y exigencias de modificaciones ministeriales, Lula da Silva dijo: "Si tengo que destituir a cada ministro cuando comete un error, vamos a tener aquí la mayor rotación laboral en la historia de Brasil. Todos cometemos errores. Zé Múcio continuará”. Así, el presidente confirmó el apoyo al actual ministro de Defensa José Múcio Monteiro.

José Múcio Monteiro asumió en Defensa en un momento donde el extremismo político agita la vida social del país.
José Múcio Monteiro asumió en Defensa en un momento donde el extremismo político agita la vida social del país.

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El domingo 8 de enero, pese a que los servicios de inteligencia advirtieron que los bolsonaristas estaban marchando hacia la plaza de los Tres Poderes, había en el Planalto seis centinelas y dos guardas a primera hora. Luego fueron reforzados con 36 uniformados más, según el diario Folha de S. Paulo, pero los miles de extremistas se impusieron con facilidad en la invasión a los predios.

Los militares no son un componente extraño en la democracia brasileña, pero hay que señalar que con Bolsonaro en el poder lograron más injerencia que nunca. El ultraderechista siempre tuvo en su Consejo de Ministros gran porcentaje de uniformados, retirados o activos y es en esa cultura donde se concentra su influencia y apoyo electoral.

Con información de El País